En una reciente medida de endurecimiento de las fronteras internacionales debido a la pandemia de COVID-19, el Parlamento australiano endureció el requisito de salida del país para los ciudadanos australianos y residentes permanentes que habitualmente viven en el extranjero.
Las normas de viaje se revisaron discretamente en el Parlamento a última hora del jueves, y los cambios entrarán en vigor a partir del 11 de agosto en virtud de las enmiendas a las órdenes sanitarias de emergencia.
Hasta ahora, los australianos que residían normalmente en el extranjero podían salir de Australia si podían demostrar que vivían en el extranjero.
Puntos destacados:
- Australia eliminó la exención automática que permitía a los australianos que viven en el exterior salir del país.
- A partir del 11 de agosto de 2021, los australianos que viven en el extranjero tendrán que pedir permiso para salir.
- La medida se da en momentos en que se ha reducido a la mitad el tope de entradas internacionales y el Gobierno aún necesita repatriar a más de 35.000 residentes y ciudadanos australianos.
El texto gubernamental que justificó los cambios indicó que desde el 11 de agosto una persona tendrá que demostrar a la Fuerza de Fronteras Australiana "una razón convincente sobre la necesidad de abandonar el territorio australiano".
La medida tiene por objeto reforzar una laguna jurídica para hacer frente a la preocupación por algunas personas que han viajado con frecuencia fuera de Australia.
El gobierno afirma que la enmienda "reduciría la presión sobre la capacidad de cuarentena de Australia, reduciría los riesgos que el COVID-19 supone para la población australiana y ayudaría a devolver a los australianos vulnerables a sus hogares".
El ministro australiano de Salud, Greg Hunt, presentó la enmienda en el Parlamento, pero no se emitió ningún comunicado de prensa para hacer público el cambio.
Un portavoz de la ministra del Interior, Karen Andrews, dijo a SBS News que las normas se habían actualizado para "mejorar la coherencia" de las medidas frente a las pandemias.
"Esto no impide que los australianos que residen habitualmente fuera de Australia salgan, sin embargo, estas personas ahora tendrán que solicitar una exención", dijo la portavoz.
"Estas restricciones proporcionan un enfoque equilibrado entre permitir que los australianos viajen, si es esencial, y proteger la salud de la comunidad".
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, Australia ha impuesto diversas normas de viaje de entrada y salida a sus ciudadanos, titulares de visados temporales y residentes permanentes.
Recientemente, el gabinete nacional acordó reducir a la mitad el límite de retorno de australianos a unos 3.000 por semana, lo que dificulta la vuelta a casa de los que se encuentran varados en el extranjero.
En la actualidad hay más de 35.000 australianos esperando en la cola que han indicado que quieren volver a Australia.
Australia reabrirá sus fronteras y aliviará restricciones cuando haya vacunado completamente a un 80% de su población
Un año y medio después de que Australia se aislara del resto del mundo golpeado por la pandemia, cerrando sus fronteras de entrada y salida, el primer ministro australiano, Scott Morrison, desveló este mes una serie de objetivos que podrían empezar a alcanzarse a finales de año y que permitirían aliviar sus severas restricciones.
A pesar de haber convertido el país en una especie de fortaleza y de varios confinamientos, alrededor de seis millones de australianos siguen encerrados en casa, la mayoría en Sídney, mientras las autoridades tratan de volver al objetivo de cero infecciones.
Morrison aseguró que cuando se llegue al 70% de población vacunada, los inmunizados podrán esquivar algunas de las restricciones domésticas y se permitirá el acceso a estudiantes de intercambio y personas con visados económicos.
"Creo que podemos llegar allí a finales de año", dijo.
Cuando se alcance el 80%, los australianos vacunados podrán volver a viajar al extranjero y se reabrirán las fronteras para ciudadanos de países seguros que hayan recibido una de las vacunas aprobadas por las autoridades nacionales.
Morrison, que busca la reelección el próximo año, evitó establecer un marco temporal a estas medidas, insistiendo en que dependerá de los australianos.
Por ahora, solo un 14% de sus 25 millones de ciudadanos está completamente vacunado.
La rigurosa política australiana ha conseguido que solo 34.000 personas se contagiaran de COVID-19 desde comienzos de la pandemia.
Pero también ha causado el primer descenso de población desde la Primera Guerra Mundial, ha dejado a decenas de miles de ciudadanos expatriados sin poder volver a su país y está debilitando una economía ya tambaleante.