Cualquier persona que conduzca ebria o drogada en el estado australiano de Nueva Gales del Sur (NSW, siglas en inglés) perderá su permiso de conducir y deberá pagar una multa de 600 dólares en virtud de un nuevo sistema de multas.
A partir del 20 de mayo, aquellos que incurran por primera vez en esta falta y tengan bajos niveles de alcoholemia serán acreedores de una suspensión de tres meses y deberán pagar una multa de 561 dólares.
Aquellos que conduzcan drogados tendrán la misma sanción si es que el análisis de laboratorio confirma la presencia de estas sustancias ilícitas en su organismo.
El ministro de Carreteras de NSW, Andrew Constance, recalcó que NSW adopta una política de cero tolerancia frente a los conductores ebrios.
Actualmente el 56 por ciento de los conductores ebrios de bajo rango que son enjuiciados no reciben una condena por este delito ni tampoco una multa.
“Esto va a cambiar…uno perderá la licencia en el momento”.
Los conductores pueden apelar la decisión pero afrontan el riesgo de una multa más alta o una suspensión más larga.
68 personas murieron en accidentes vinculados al consumo de alcohol en año pasado en NSW y otro tanto por consumo de drogas.
Por su lado, el comisionado asistente de la Policía de NSW, Michael Corboy, dijo que “no hay más excusas”.
“Durante los últimos 38 años las personas saben que el límite para conducir con alcohol es de 0,05 y hemos dejado bien en claro este mensaje, no es nuevo”, dijo Corboy a periodistas el lunes.
“Uno sabe cuánto tiene que beber. Hay que tomar decisiones, cuando se bebe no se conduce y no se toma drogas y se conduce al mismo tiempo”, agregó.
Corboy dijo que los conductores de NSW pueden conducir sin tener que preocuparse de tener un accidente con un conductor ebrio o bajo la influencia de las drogas.