Queensland cerró la frontera a 35 áreas del gobierno local de Sídney, Wollongong y las Montañas Azules en medio del brote de COVID-19 de mediados diciembre, provocando el caos para los viajeros antes de las fiestas de Navidad y fin de año.
La premier de Queensland, Annastacia Palaszczuk, reconoció que el cierre de la frontera había sido parte de "un camino muy, muy largo, y ha sido duro para todos".
"Así que es un buen momento para que las familias se reúnan, pero también para que la gente planifique sus vacaciones", dijo al programa Today de Nine.
"Los puestos de control fronterizos se reducirán, así que eso también es una buena noticia para nuestra policía, porque han hecho un gran trabajo allí, al igual que nuestros servicios de emergencia", agregó al adelantar el anuncio que confirmó este jueves desde Carins en declaraciones a periodistas.
La premier de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, se mostró satisfecha con la decisión.
"Espero que esto signifique que muchas familias que esperaban reunirse durante las Navidades y el Año Nuevo y no pudieron hacerlo, puedan reunirse ahora", dijo en el programa Ben Fordham Live de Radio 2GB.
NSW registró el miércoles 10 días consecutivos sin transmisión local de COVID-19.
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