El desempleo masivo como consecuencia de las crisis ha agravado históricamente las actitudes anti-inmigración en todo el mundo, por lo que los analistas temen que Australia no sea inmune a un incremento de la xenofobia.
Australia acaba de registrar una caída de un 0.3 por ciento de su Producto Interior Bruto en entre enero y marzo de este año y si bien se necesitan dos trimestres consecutivos negativos para que se declare oficialmente una recesión, el tesorero federal, Josh Frydenberg ya ha confirmando que el país sufrirá una después de casi treinta años de crecimiento económico.
Shanthi Robertson, analista de inmigración y profesora adjunta de la Universidad de Western Sydney, advirtió que es fácil convertir a los inmigrantes en "chivos expiatorios" de la pérdida de empleos en un entorno de incertidumbre económica.
Puntos destacados:
- Australia entra a su primera recesión después de 30 años.
- Históricamente las crisis económicas generan fuertes sentimientos contra los inmigrantes.
- Unos 600,000 australianos perdieron sus trabajos entre marzo y abril como consecuencia de la crisis de COVID-19.
Shanthi Robertson remarcó que actualmente se cree que “tenemos una sociedad multicultural completamente segura y positiva en este momento de la historia”, al recomendar que para evitar un avivamiento de la xenofobia y el racismo se debe prestar atención “a un discurso simplista que considera que la reducción de los niveles de migración es la solución a cualquier tipo de problema económico”.
El temor al sentimiento contra los inmigrantes ya comienza a sentirse en las comunidades étnicas.
Petros Gyftopoulos, un ingeniero químico griego de 35 años que migró a Melbourne en 2013, está sopesando su futuro en Australia, en donde es copropietario de la empresa cervecera artesanal Fall and Rise.
"Definitivamente estoy preocupado - estoy muy preocupado", dijo. "No estoy dispuesto a pasar por eso otra vez. Conozco a mucha gente que está considerando volver", precisó el inmigrante griego al recordar los momentos difíciles que vivió durante la Crisis Financiera Internacional en su país.
Investigaciones anteriores realizadas sobre las actitudes europeas hacia la migración han mostrado una clara pauta de aumento de los sentimientos de amenaza colectiva hacia los inmigrantes que coincide con una recesión económica. Los académicos dicen que lo mismo podría ocurrir en Australia.
Source: SBS
La crisis de COVID-19 reeditará las actitudes de los noventa
Durante la crisis de la COVID-19, unos 600,000 australianos perdieron sus empleos entre marzo y abril, debido al impacto económico de los cierres forzosos impuestos ante la pandemia. La tasa de desempleo se ha elevado al 6,2%, con casi 823.000 australianos oficialmente desempleados, según los últimos datos de la Oficina de Estadística de Australia.
El profesor emérito de la Universidad de Monash, Andrew Markus, ha ayudado a supervisar la cartografía de la cohesión social llevada a cabo por la Fundación Scanlon durante más de un decenio. Su trabajo rastrea los cambios en las actitudes australianas hacia los inmigrantes y los solicitantes de asilo.
Markus comentó que las recesiones económicas pueden intensificar los llamados a reducir la inmigración y provocar actitudes anti-inmigrantes.
"Existe una percepción simplista de que cada inmigrante que entra en el país se lleva un trabajo - la realidad es mucho más compleja", recalcó el experto en cohesión social.
"Si el desempleo sigue siendo alto, será muy difícil para el gobierno reanudar el programa de inmigración como lo tuvimos en el pasado", agregó el académico al explicar la situación en Australia, en donde el gobierno de Scott Morrison ha reforzado el discurso de que los australianos son primero.
Markus dijo que la última recesión de Australia a principios de los años 90 no fue una excepción, advirtiendo entonces que las actitudes negativas aumentaron hasta el 70-75 por ciento.
"Cuando hay problemas económicos algunas personas en la comunidad miran a las minorías étnicas y a los inmigrantes como una fuente de culpa", explicó Markus al referirse a los datos que se han registrado en el pasado.
Source: SBS
El programa migratorio en la cuerda floja
El Ministro de Inmigración en funciones, Alan Tudge, ha advertido que es demasiado pronto para especular sobre el futuro del sistema de inmigración con los cierres de fronteras a las llegadas internacionales que siguen vigentes a causa de COVID-19.
El gobierno federal predijo que el ingreso de inmigrantes al país se reducirá en más del 85% en el nivel de 2018-19 el próximo año fiscal.
Sin embargo, la analista de inmigración y profesora asociada de la Universidad de Sydney, Anna Boucher, dijo que el gobierno ya se está enfrentando a la presión de reducir el ingreso de migración una vez que las fronteras se reabran.
"Definitivamente ya hay presión - se puede percibir políticamente - pero creo que va a ser una cuestión de más orientación que de recorte", dijo.
"Si se reduce la migración, eso en sí mismo puede tener efectos negativos."
El economista de Deloitte Chris Richardson ha estimado que la suspensión del sistema de inmigración podría resultar en un golpe de hasta 40 mil millones de dólares a la economía.
El profesor asociado Boucher dijo que dada la contribución económica, es poco probable que se produzcan cambios significativos en el sistema migratorio.
"Habrá un debate sobre la proporción entre la migración temporal y la permanente", dijo.
"[Pero] realmente creo que no vamos a ver cambios abruptos en la migración a medio y largo plazo - simplemente no veo que eso sea tan probable en absoluto".