Los incendios de fin de año en la costa meridional de NSW han causado un gran estrago: ocho vidas perdidas en esta jurisdicción, más de 400 viviendas, pueblos arrasados y grandes pérdidas económicas. Para muchas familias el daño es inimaginable y las posibilidades de levantar cabeza ahora que aún están calientes las cenizas parece una tarea titánica.
Las llamas calcinaron gran parte de Mogo, un pueblo lleno de comercios artesanales a unos 280 kilómetros al sur de Sídney, incluyendo el y la vivienda y la tienda de los Román."Nunca se nos cruzó por la mente que no iba a sobrevivir nuestro negocio", dice Lorena Granados, quien huyó junto a su familia cuando era pequeña del conflicto interno en El Salvador y asegura que los incendios dejaron a Mogo como "un escenario de guerra".
La residencia de Lorena Granados y su esposo Gaspar, ardiendo en llamas, en Mogo, NSW. Source: Lorena Granados
"De haberlo imaginado hubiéramos sacado un poco de stock, herramientas y cuero. No hubo tiempo", se lamenta Lorena al lado de Gaspar Román, quienes después de poner a salvo a su hijo de 12 años y a sus mascotas en casa de unos amigos, regresaron a combatir las llamas.
La salvadoreña cuenta cómo fueron esos primeros momentos, cuando el fuego llegó hasta su casa y comenzó a llevarse todas sus ilusiones y proyectos por delante.
"Era como el fin del mundo" narra, "tirábamos el agua y regresaba convertida en fuego.... Era como un demonio que venía con fuerza y furia".
En menos de una hora se dieron cuenta ese día que habían perdido casa y negocio.
La dificultad de reconstruir sin seguro
Ahora sin nada se dan cuenta de la catástrofe que se agrava por no haber estado asegurados.
"No teníamos seguro en la casa ni en los contenidos. Solo el building share de su negocio!, precisó."Sentimos que hemos perdido un órgano porque era nuestro lugar de alegría, era nuestro orgullo, lo era todo para nosotros saber que podíamos dar servicio a las personas", comenta Lorena al hablar del negocio de producción, reparación y venta de artículos de cuero que tenían en esa pequeña localidad de NSW a la que fueron hace 17 años para criar a sus hijos.
Source: Facebook
Gaspar y Lorena relatan que también reparaban artículos que les enviaban desde varios puntos de Australia como una correa hecha con las pieles de tres serpientes que tenían que reparar para uno de sus clientes. Incluso tenían dientes de cocodrilo valorados en 500 dólares cada uno.
"Eso me duele, son cosas ajenas", comenta Lorena, quien también lamenta la pérdida de las herramientas que heredó Gaspar de su abuelo.
Levantarse de las cenizas como el ave Fénix
Los vecinos de Mogo se han dado cuenta de la tragedia. Incluso un vecino de 80 años les decía, relata Lorena, que él no quiere que la ayuda se la den a la pareja de artesanos porque tienen un futuro por delante.
Su hija Jessica, además ha creado una página en para recaudar dinero para que la pareja pueda poner un techo sobre sus cabezas y que ya ha recaudado unos 20.000 dólares.
En la cuenta de Facebook del negocio de los Román, Gaspar dice que ese fondo lo usará para al menos comprar una caravana y poder salir adelante.
Ambos además no dejan de ayudar a su pueblo de Mogo mediante la recaudación de ayudas para los damnificados y celebran que además de estar vivos aún tienen la capacidad de empezar de nuevo.
"No se nos han muerto las manos y tenemos nuestro talento", asegura Lorena intentando sacar fuerza en medio de su tragedia.