China aumenta su influencia en Latinoamérica gracias a las vacunas contra el COVID-19

In this photo released by Chinas Xinhua News Agency, representatives from Nicaragua and China sign a joint communique on the resumption of diplomatic relations between the two countries in northern Chinas Tianjin Municipality, Friday, Dec. 10, 2021. Taiwa

Representatives from Nicaragua and China sign a joint communique on the resumption of diplomatic relations between the two countries Dec. 10, 2021. Source: Yue Yuewei/Xinhua via AP

América Latina ha sido últimamente tierra fértil para los negocios e intereses de China, pero la diplomacia de las vacunas contra el COVID-19 aceleró su influencia en la región.


La “diplomacia de las vacunas” contra el COVID-19 le abrió a China un abanico de oportunidades en América Latina para avanzar en una región en la que ya dio grandes pasos con infraestructura y créditos que han profundizado su influencia, pero que también han despertado el malestar de Estados Unidos.

El mercado de animales vivos del que habría supuestamente salido el virus que generó la pandemia de COVID-19 desgastó la imagen de China en el mundo, sin embargo, casi al mismo tiempo, abrió un abanico de posibilidades para que el gigante asiático siguiera expandiendo su presencia como potencia comercial y política.

Beijing tocó las puertas de los países latinoamericanos cuando más necesitaban su ayuda. A finales de 2020, los muertos por la pandemia se multiplicaban en Brasil, Ecuador o Perú, entre otros países de la región.
Entonces, Europa y Estados Unidos se habían asegurado millones de vacunas, pero las dosis no llegaban al subcontinente americano, y China detectó esta oportunidad tan política como económica. Hoy, casi todos los países latinoamericanos inoculan a su gente con tres vacunas chinas: Sinovac, Sinopharm y CanSino.

A mediados de 2021, China había suministrado más de 230 millones de vacunas a 18 países de Latinoamérica, la mayoría a través de exportaciones, según su Ministerio de Exteriores.

Además, China donó más de dos millones de dosis de sus propias vacunas Sinovac y Sinopharm a El Salvador, Bolivia y Venezuela. 

Asimismo, el gigante asiático cerró acuerdos de financiación con países latinoamericanos por alrededor de $1.000 millones de dólares estadounidenses para ayudarles en la compra de sus vacunas.

Este compromiso se dio antes de que un estudio de la Universidad de Hong Kong señalara la baja efectividad de las vacunas china ante la variante Ómicron. Uno de las vacunas con peores resultados es Sinovac, la vacuna de origen chino aplicada a muchos latinoamericanos.
La diplomacia de las vacunas es el nuevo capítulo de décadas de interés creciente de China por la región latinoamericana. Esta oportunidad se sumó al gigantesco proyecto de infraestructura e inversiones conocido desde 2013 como la nueva Ruta de la Seda, que avanzó en los últimos cuatro años por Latinoamérica ante la mirada indiferente de Estados Unidos y el entonces presidente Donald Trump.

A mediados de 2021, el presidente Joe Biden anunció que Estados Unidos aumentaría las exportaciones de vacunas contra el COVID-19 a otros países para recuperar el "liderazgo" en la lucha mundial contra la pandemia, superando los esfuerzos rivales de China y Rusia.

De cualquier forma, los providenciales fármacos chinos vinieron a aumentar las arcas de Beijing gracias a sus lazos con Latinoamérica. Sus inversiones en la región sumaban $7.000 millones de dólares estadounidenses entre 1990 y 2009. Pero la cifra se multiplicó hasta los $64.000 millones en el período 2010-2015, después de que China relanzó su Ruta de la Seda, que incluía un especial interés por la región latinoamericana.

Escucha el informe completo del corresponsal de SBS Spanish en Latinoamérica presionando en el ícono en la imagen principal.

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