Cómo una científica colombiana convenció a su gobierno para que protegiera a las ballenas

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Científica colombiana experta en ballenas, Susana Caballero-Gaitán, durante una expedición en la Antártica. Imagen: Giuseppe Basile

En sus más de veinte años de trabajo, la científica colombiana Susana Caballero-Gaitán ha recogido cientos de muestras de ADN de ballenas jorobadas, y con este material ha conseguido convencer a los responsables políticos de su país para que tomen medidas para protegerlas. La investigadora comparte con SBS Spanish sus descubrimientos y su pasión por estos animales amenazados por el cambio climático.


Los de Susana Caballero-Gaitán, profesora en la facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia, han sido cruciales para presionar al gobierno colombiano, quien en 2010 declaró 47.094 hectáreas marinas de la Bahía Málaga como Parque Nacional Natural Uramba Mallalaga. 

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Científica Susana Caballero-Gaitán recogiendo muestras de ADN de ballenas durante una expedición a la Antártica. Imagen: Giuseppe Basile
Para ello, la científica experta en ballenas jorobadas trabajó durante cerca de veinte años para identificar las rutas internacionales que siguen los cetáceos para alimentarse. 

“Confirmamos que las ballenas jorobadas que van a Colombia, Ecuador y Costa Rica se alimentan en la península Antártica”, explicó Caballero. 

“Hemos investigado también sobre su parentesco y cómo se relacionan unas con otras, lo que demuestra que algunas de esas zonas son claves para la cría de estos animales”. 
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Ejemplar de ballena jorobada en la Antártica. Imagen: Giuseppe Basile
Ese es el caso de la Bahía de Málaga en el Pacífico colombiano, en cuyas aguas cálidas las ballenas se aparean y cuidan de sus crías recién nacidas. 

Pero para llegar a estos descubrimientos, tanto ella como sus colegas científicos han de tomar las muestras de ADN de las ballenas, lo que supone un difícil reto. Una de las técnicas consiste en lanzar dardos para tomar muestras de piel, pero en otras ocasiones, tienen que acercarse para recoger restos de la piel que desprenden. 

“Los machos saltan bastante, y cuando lo hacen sueltan esa piel que está un poco quemada por el sol y que ya tiene células que están vivas y otras muertas y se puede recoger esa esa piel con una mallita pequeña”, detalló. 
La ballena estaba muy cerca y mi profesor que manejaba la lancha tuvo que moverse muy rápidamente porque la ballena salió muy cerca y en ese momento yo me caí al agua.
Susana Caballero-Gaitán
En unas de esas ocasiones, mientras era estudiante, la científica vivió un momento de peligro junto a un grupo de machos que saltaban compitiendo por las hembras. 
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Científicos examinan muestras de ADN de ballenas jorobadas. Imagen: Giuseppe Basile
“Íbamos en una embarcación pequeña. La ballena estaba muy cerca y mi profesor que manejaba la lancha tuvo que moverse muy rápidamente porque la ballena salió muy cerca y en ese momento yo me caí al agua”, relató. 

“Terminé muy muy cerca de la ballena, que me podría haber dado un aletazo y mandarme lejos, pero el animal fue muy delicado, como que sabía que yo estaba allí y conseguí volver a la lancha (…) pero yo en lo único que pensaba era en no perder mi muestra de piel”, contó divertida. 
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Ejemplar de ballena jorobada en la Antártica. Imagen: Giuseppe Basile
Algunos de esos ejemplares pueden llegar a pasar por las costas australianas. 

“Es muy interesante, porque las hembras suelen hacer la misma ruta, en el 95 por ciento de los casos, pero los machos se mueven más”. 

“Por ejemplo, hicimos el análisis genético y encontramos un individuo que habíamos tomado una muestra en el 2018 en Colombia y ese mismo individuo había sido muestreado en el año 2011 en Samoa americana”. 
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Ejemplar de ballena alimentándose en la Antártida. Imagen: Giuseppe Basile
Susana Caballero viajó hace unos meses a Nueva Zelanda para dar una charla en la Conferencia de Ciencias Antárticas en Christchurch. 
Probablemente haya unos 10 mil individuos en todo el mundo, pero esto no quiere decir que las ballenas ya no estén en peligro.
Susana Caballero-Gaitán
La científica afirma tener datos genéticos desde el año 1991, y gracias al cruce de datos con investigadores en otras zonas, Caballero confirma que la población de ballenas jorobadas en el mundo ha ido creciendo. “Probablemente haya unos 10 mil individuos en todo el mundo, pero esto no quiere decir que las ballenas ya no estén en peligro, se han recuperado, pero el cambio climático está afectando a sus fuentes de alimentación”, recalcó. 

“Además, los humanos y las ballenas competimos por el mismo alimento, el krill antártico, nosotros también lo pescamos”. 

Escucha la entrevista completa presionando el icono bajo el título.



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