2.700 enfermeras y médicos victorianos se han contagiado de COVID-19 en el lugar trabajo
El gobierno victoriano ha revelado que hay mucho más personal sanitario que contrae el virus en su lugar de trabajo de lo que se pensaba, lo que ha provocado llamadas para aliviar a los trabajadores exhaustos que han pasado meses en la primera línea de la pandemia.
Esta noticia también se da en el marco de la investigación de una Comisión Real para el sector del cuidado de ancianos que encontró que no hubo un plan claro para atajar el problema.
Recordemos que, desde el comienzo de la pandemia, el Primer Ministro Scott Morrison identificó un problema inminente: "Los que corren más riesgo son los ancianos, en particular los que están en centros de atención de ancianos".
Pero la realidad ha sobrepasado las escusas y las explicaciones de los políticos. La transmisión generalizada en la comunidad de COVID-19 en Victoria había visto cómo el virus se arrastraba silenciosamente por docenas de centros residenciales de atención a la tercera edad, provocando una crisis total y poniendo de manifiesto lo frágil que es el sistema de atención a la tercera edad y el subsecuente contagio de trabajadores de la salud en el sector.
La crisis de COVID-19 ha afectado injustamente a los ancianos y ha planteado grandes interrogantes sobre el cumplimiento de la atención clínica de los residentes, la necesidad de exigir la proporción de enfermeras por cada residente y la introducción de una formación mínima para la fuerza de trabajo.
Allí entra nuestra invitada especial del día de hoy. Claudia Marroquín es enfermera en Melbourne y levantó su mano para estar en la primera línea de batalla en esta pandemia.
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