En su lugar, el gobierno federal se asociará con el sector privado para financiar 50.000 estaciones de carga en los hogares australianos, en un intento por animar a más personas a comprar vehículos eléctricos.
Sin embargo, la tan esperada estrategia llamada ‘Future Fuels’ no incluye subsidios, incentivos fiscales, objetivos de ventas o estándares mínimos de emisiones de combustible que harían que los vehículos eléctricos fueran más asequibles, según los grupos de la industria.
Pero, supone un giro respecto a la afirmación del Gobierno en 2019 de que la política de vehículos eléctricos de los laboristas era "una guerra de fin de semana".
El primer ministro Scott Morrison dijo que no tenía ningún problema con los vehículos eléctricos, pero que se oponía a que los gobiernos le dijeran a la gente lo que tenía que hacer.
Morrison dijo que los clientes deberían ser capaces de liderar el ritmo de cambio a los vehículos eléctricos, pero su gobierno se aseguraría de que la infraestructura estuviera allí para apoyarlos.
El gobierno dice que la tecnología ha cambiado y que espera conseguir 1,7 millones de coches eléctricos en la carretera a finales de esta década.
Pero los grupos de la industria advierten que la política, que excluye las subvenciones o los incentivos fiscales, significa que muchos australianos no podrán permitírselos.
La política de los laboristas se había apoyado anteriormente en planes para aplicar una norma de eficiencia de emisiones para los coches de gasolina y diésel.
En cambio, la política del Gobierno no incluye ningún objetivo oficial de ventas de vehículos eléctricos, pero prevé que el 30% de todos los coches nuevos vendidos en 2030 sean eléctricos o híbridos.
Tampoco hay subvenciones a los consumidores, ni incentivos fiscales, ni normas mínimas para las emisiones de combustible.
Behyad Jafari, director ejecutivo del Consejo del Vehículo Eléctrico, afirma que los vehículos eléctricos quedarán fuera del alcance de la mayoría de los australianos.
El actual líder de la oposición, Anthony Albanese, dice que no va a ser suficiente para que Australia esté en línea con el resto del mundo.
Los anuncios se producen en medio de una lucha mundial por hacer más por el cambio climático, y mientras la coalición se lanza a lo que cada vez parece más una campaña electoral.
De hecho, hoy se supo que las últimas políticas climáticas de Australia no logran "aprovechar su potencial" y ocupan el último lugar entre las naciones en el último Índice de Rendimiento del Cambio Climático (IPCC).
Además, los fabricantes de coches se apresuran a optar por la electricidad antes de que se prohíban los nuevos vehículos de combustible fósil en varios países, incluido el Reino Unido.
Entrevistado: Alfonso Martínez Arranz, académico e investigador experto en políticas de energías renovables de la Universidad de Melbourne.