Sinopsis:
Un estudio de Unicef plantea que casi dos terceras partes de infantes con edades comprendidas entre 1 y 14 años en América Latina y el Caribe son objeto de una forma de disciplina violenta en el hogar; los porcentajes superan el 80% en Haití, Jamaica y Suriname.
Casi la mitad de infantes son objeto de gritos, chillidos o increpaciones como forma de disciplina, y alrededor de 1 de cada 4 recibe azotes.
El informe también señala que de los 187 millones de niños y niñas de la región latinoamericana, 73 millones viven en países y territorios donde el castigo corporal en el hogar sigue estando permitido en cierta medida, mientras que 7 millones de estudiantes carecen de plena protección jurídica contra el castigo corporal en la escuela.
Según el informe, se observa un desequilibrio entre la elevada proporción de niños y niñas que sufren castigo corporal y el porcentaje de padres y madres que lo consideran una forma necesaria de disciplina.
En junio pasado se viralizó el castigo que un padre mexicano aplicó a su hijo adolescente por burlarse de un compañero de escuela por usar tenis piratas.
Por otra parte, la investigación de Unicef asegura que los niños latinoamericanos y caribeños tienen siete veces más probabilidades de morir como consecuencia de un homicidio que las niñas.
En el documento se asegura que más del 80% de las personas jóvenes víctimas de homicidio en la región son adolescentes de entre 15 y 19 años debido a la violencia armada y el uso deliberado de armas en la región.
Los cinco países con las tasas de homicidio más altas del mundo entre niños en la región son Venezuela, El Salvador, Honduras, Brasil y Colombia.
Según el periodista Edgar López, citado por Testigo Directo, en Venezuela los niños son reclutados por el crimen organizado. Por el hambre y un pago de 5 a 59 dólares comienzan su carrera delictiva en Caracas.
Según la oficina de Naciones Unidas, los datos comparables de prevalencia sobre violencia sexual en la niñez y la adolescencia son todavía limitados. En los pocos países para los que se dispone de datos comparables, las niñas resultan especialmente vulnerables a la violencia sexual una vez que cumplen los 10 años de edad. La Unicef refiere a Honduras, Guatemala y Haití.
Una representante de Plan Internacional en Honduras dijo a Efe que el abuso sexual a menores se ha convertido en una "emergencia invisible".
Ante esta situación, Unicef señala que «La pandemia y el confinamiento dejaron para un niño y una niña una región latinoamericana más insegura, violenta, pobre, menos estable, con más migraciones, menos saludable, más desigual y con menos aprendizaje.
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