El gobierno de Australia Occidental ordenó la noche del lunes 28 de junio un nuevo confinamiento de alrededor de 2,1 millones de habitantes de la ciudad de Perth y la comunidad aledaña de Peel por un foco de COVID-19 que acumula tres casos y que se produjo por un contagio en Sídney.
"Tenemos la esperanza de que un confinamiento de cuatro días y todas las medidas que estamos poniendo en marcha sean suficientes para aplastar y matar el virus en su camino", dijo a los periodistas el premier de Australia Occidental, Mark McGowan al comentar la medida que entró en vigor a la medianoche.
La medida en Australia Occidental siguió a la orden de confinamiento dado por el gobierno del Territorio Norte para unos 140.000 habitantes de la ciudad de Darwin y dos comunidades aledañas al reportar siete contagios de COVID-19 potencialmente todas con la variante altamente contagiosa Delta.
Puntos destacados:
- Alrededor de 8,8 millones de habitantes de tres ciudades australianas y sus comunidades circundantes están confinadas por lo menos hasta el viernes.
- La cifra de habitantes confinados supera el 33,3 por ciento de la población total de Australia de unos 26 millones de habitantes.
- El confinamiento de Sídney, principal foco de los contagios con la variante Delta, durará hasta por lo menos el 9 de julio.
Asimismo, unos 6,2 millones de habitantes de la ciudad de Sídney, la ciudad más poblada de Australia, así como Wollongong, la Costa Central y las Montañas Azules viven un confinamiento hasta el 9 de julio por un brote de COVID-19 con la variante Delta que supera los 130 contagios desde que fue detectado a mediados de mes.
En el aledaño estado de Queensland, las autoridades estatales creen que la zona sur de la jurisdicción está "al borde" del confinamiento tras registrarse el lunes dos nuevos casos locales de COVID-19, y el gobierno ha ordenado el uso de mascarillas.
La Primera Ministra, Annastacia Palaszczuk, afirma que uno de los nuevos casos corresponde a la variante Alpha y está relacionado con un grupo de casos en el Centro Familiar Portugués de Brisbane, mientras el otro es uno con la variante Delta vinculado al foco detectado en una mina del Territorio Norte.
Los otros estados y territorios están libres de nuevas infecciones locales, pero por precaución han cerrado sus fronteras a los pobladores de las zonas afectadas por la COVID-19.
Para evitar la propagación de la enfermedad, el Gabinete Nacional se reunió de emergencia y decidió que todos los trabajadores de residencias de ancianos deben recibir su primera dosis antes de mediados de septiembre para poder trabajar en el sector, según anunció el primer ministro australiano, Scott Morrison anunció el lunes por la noche que todos los trabajadores de residencias de ancianos deben recibir su primera dosis antes de mediados de septiembre para poder trabajar en el sector.
"No es algo que ningún gobierno deba hacer a la ligera... hemos estado considerando este asunto durante algún tiempo basándonos en el mejor asesoramiento médico posible", dijo Morrison al anunciar esta decisión que se produce en un momento en que los brotes de coronavirus en Australia han reavivado los llamamientos para que se incremente la vacunación ante el avance de la Delta.
El gabinete nacional también acordó la obligatoriedad de las pruebas post-cuarentena para los viajeros que regresen, que deberán realizarse entre dos y tres días después de su salida.
Además, se prohibirá alojar a los viajeros nacionales de bajo riesgo junto a los internacionales de alto riesgo, lo que provocó un brote en Queensland.
El Gabinete también anunció que se implantará la vacunación y las pruebas obligatorias de todos los trabajadores de la cuarentena, incluidos los que participan en el transporte de personas a la cuarentena.
Los viajeros que hayan pasado la cuarentena de 14 días en una jurisdicción podrán entrar en otras jurisdicciones sin tener que pasar la cuarentena durante otros 14 días.
Al ser preguntado si Australia podría seguir a otras naciones del mundo en la apertura, Morrison respondió que no estamos "ni cerca" del punto en el que podamos volver a una cierta sensación de normalidad.
Y en un intento de fomentar una mayor vacunación, el gobierno federal ofrecerá un plan de indemnización sin culpa para los médicos de cabecera que administren las vacunas contra el COVID-19.