El nuevo coronavirus ha convertido el "sueño australiano" en una pesadilla para los miles jóvenes llegados de América Latina, Asia y otros lugares del mundo a esta inmensa isla, que antes de la pandemia era un lugar cargado de oportunidades.
Sin embargo, muchos se han visto privados de sus medios de subsistencia, ya que las restricciones impuestas para combatir la epidemia de covid-19 provocaron el cierre de numerosos pequeños comercios en los que estos estudiantes podían trabajar.
Antes de la pandemia, Santiago Castillo, de 26 años, trabajaba en un café, pero perdió su trabajo debido al virus. Ha podido pagar su alquiler gracias, en parte, a la ayuda de amigos. Pero ahora tiene solo 66 dólares en su cuenta, lo que no es nada en una de las ciudades más caras del mundo.
Puntos destacados
- Australia atrae, cada año, a cientos de miles de estudiantes con la doble promesa de un rendimiento académico y una aventura única.
- El nuevo coronavirus ha convertido el "sueño australiano" en una pesadilla para los miles jóvenes llegados de América Latina, Asia y otros lugares del mundo.
- Los estudiantes internacionales aportaron el año pasado fiscal más de 36,000 millones de dólares.
La enorme cantidad de dinero que el gobierno puso a disposición para ayudar a los trabajadores que han perdido su empleo a causa de la pandemia no se aplica a los no residentes, a pesar de que éstos pagan impuestos y aportan miles de millones de dólares a la economía nacional.
- Realmente estresante -
Para Santiago, las dos comidas diarias que le brinda el Instituto de Educación de Melbourne son vitales. "Es muy estresante. Estoy empezando a tener problemas de piel. Es como si pudiera manejar la situación psicológicamente, pero mi cuerpo reacciona", explica a la AFP.
Esa institución cuenta con la presencia de unos 600 estudiantes extranjeros. Y, de acuerdo con su director general Gary Coonar, 90% ha perdido su trabajo.
Michelle Cassell, una empleada de los servicios de vida estudiantil del instituto, explica que "en este tipo de situación, los estudiantes se privan generalmente de comidas para pagar su alojamiento".
Y las dificultades de los estudiantes se han vuelto aún más agudas en las últimas seis semanas, durante las cuales las cocinas del instituto han funcionado a pleno todos los días.
Desde el 30 de marzo, el instituto se unió con una asociación local, la Fundación Charon, para financiar y preparar 900 comidas por semana.
Un programa que debería continuar hasta septiembre o "hasta que los estudiantes encuentren otra opción", según Cassell.
En Australia hay más de medio millón de estudiantes extranjeros, que contribuyen a la economía del país con 32.000 millones de dólares australianos (21.220 millones de dólares).
Los estudiantes extranjeros estaban en la mitad de su primer semestre cuando el primer ministro conservador, Scott Morrison, los invitó a volver a casa, el 3 de abril, al inicio de la pandemia.
Laarni Byrne estudiaba cocina y, esta madre de dos hijos -quienes se quedaron en Filipinas-, decidió permanecer en Australia.
"Tuve suerte de llegar a Australia. Llegar aquí implicó un gran esfuerzo", dijo.
La relajación de las restricciones a partir del 1 de junio significa que los restaurantes y cafés podrán acoger a más clientes.
Algunos estudiantes ya han sido contactados por sus jefe para regresar a sus empleos. Sin embargo, la recuperación será gradual y no todos recuperarán sus puestos de trabajo.