La pérdida de empleos e inestabilidad financiera debido a la pandemia de COVID-19 se sintieron en toda Australia.
Pero el Centro de Investigación de Políticas del Consumidor (CPRC) reveló en un nuevo informe que las comunidades cultural y lingüísticamente diversas (CALD) se han visto afectadas de manera desproporcionada durante el período de confinamiento.
Puntos destacados:
- Los consumidores de orígenes cultural y lingüísticamente diversos (CALD) experimentaron más dificultades durante los confinamientos de COVID-19 alrededor de Australia que el resto de la población, según el informe de CPRC.
- Los consumidores de CALD acumularon niveles mucho más altos de deuda y accedieron a ahorros de jubilación y de emergencia para cubrir los costos de vida.
- Las personas contratadas bajo acuerdos laborales denominados “day labour arrangements” están entre las más afectadas.
Comparado con el resto de los australianos, las comunidades CALD solicitaron préstamos más grandes y utilizaron sus ahorros de jubilación para pagar los costos de vida cotidianos como el alquiler, la comida y las facturas, afirma la nueva investigación.
Los datos indican que los consumidores de las comunidades CALD accedieron a préstamos personales con los bancos y pidieron dinero prestado a amigos y familiares a tasas dos veces más altas.
También más personas accedieron a los ahorros de su jubilación anticipadamente, pidieron préstamos hasta el día de pago (payday loans) que atraen altos intereses, y buscaron ayuda financiera a tasas de interés cuatro veces más altas, que el resto de la población australiana.
Nuestros mercados e industrias no deben crear más vulnerabilidad y desventaja en la comunidad.
“Es bastante claro que este grupo realmente ha tenido muchas dificultades económicas y que depende mucho más de ingresos informales (que el resto de la población).
“Ha acumulado deudas y se ha atrasado en el repago de sus deudas, según nuestros datos,” dijo Ben Martin-Hobbs, Gerente Senior de Políticas e Investigación de CPRC.
Los hallazgos coinciden con los resultados de otras recientes que destacan las dificultades que enfrentan los consumidores en empleos inseguros dentro de las industrias más golpeadas por la pandemia de COVID-19, por ejemplo, el comercio minorista, la hotelería, los servicios de atención a las personas mayores, la construcción, el sector de comida rápida y de limpieza.
Las personas contratadas bajo acuerdos laborales denominados “day labour arrangements” en donde se les paga un día a la vez, sin la promesa de que habrá más trabajo disponible en el futuro, también están entre las más afectadas.
“El empleo inseguro, la falta de políticas inclusivas y servicios de apoyo y comunicación están creando una brecha entre las experiencias de las comunidades de habla inglesa y las comunidades lingüísticamente diversas”, dijo Lauren Solomon, directora ejecutiva de CPRC.
Está bastante claro que este grupo [CALD] realmente está sufriendo con un déficit en sus ingresos, con mayor dependencia de ingresos informales y con la acumulación de deudas y atrasos en el pago de sus deudas.
Si bien los mecanismos de apoyo de los gobiernos estatales proporcionaron un alivio importante para muchos estudiantes CALD y personas que alquilan, los datos de CPRC revelan que el 73% de los consumidores CALD todavía están preocupados por su bienestar financiero, en comparación con el 56% de la población en general.
“Los proveedores de servicios esenciales registraron un aumento en el número de personas que tienen deudas. Las proporciones de personas con deudas son más altas entre los consumidores CALD que el resto de la población. Piden más ayuda para pagar sus facturas y también reportan dificultades más significativas para acceder a esa ayuda”, dijo Hobbs.Los hallazgos de CPRC coinciden con varios informes recientes sobre el amplio impacto de COVID-19 en la comunidad australiana en general y recomiendan a los reguladores, legisladores y las industrias, mejorar su función en la sociedad para evitar que el problema se convierta en una crisis.
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“La respuesta política debe priorizar los ingresos de las personas, pero también hay que mejorar, drásticamente, la forma en que la que nos involucramos y comunicamos con comunidades culturalmente diversas.
“Australia es una nación diversa, pero nuestro proceso de formular políticas no refleja esta realidad. Nuestros mercados e industrias no deberían crear más vulnerabilidad y desventaja en la comunidad.
“Las prácticas inclusivas deben marcar el camino. De esa forma nuestras comunidades y la economía serán mucho más fuertes”, destacó Solomon.