El estado de Nueva Gales del Sur (NSW, por sus siglas en inglés) ha registrado 6,062 nuevos casos de COVID-19 y una muerte, mientras que Victoria ha informado de 2,738 nuevas infecciones y cuatro muertes.
El nuevo número de casos en Victoria representa un aumento de más de 700 infecciones, en comparación con las 1,999 anunciadas el lunes. Mientras que el número de nuevas infecciones diarias en Nueva Gales del Sur es ligeramente inferior a las de día anterior de 6,324 casos.
Hasta el momento hay 557 personas hospitalizadas en Nueva Gales del Sur, con 60 de ellas en unidades de cuidados intensivos (UCI). Mientras tanto en Victoria, 361 personas con COVID-19 se encuentran en los hospitales, lo que representa una pequeña disminución con respecto a las 24 horas anteriores.
Estas cifras se producen al tiempo que el departamento de Salud de Nueva Gales del Sur anunciara nuevas reglas de aislamiento para los trabajadores de la salud, en un intento por mantener su capacidad de operación en los hospitales.
Ahora los miembros del personal que se consideren esenciales para la prestación del servicio y que sean contactos cercanos de un caso positivo podrán salir del aislamiento y regresar al trabajo después de siete días, en espera de una prueba de PCR negativa el día seis, en lugar de los 14 días a los que estaba obligados a permanecer en cuarentena.
En ese estado, los contactos cercanos y aquellos con síntomas de COVID-19 también están siendo rechazados en los sitios de prueba o tienen que hacer cola durante horas, con clínicas inundadas de personas que requieren pruebas de PCR para viajar de un estado a otro.
El lunes Australia superó el hito no deseado de más de 10,000 nuevas infecciones de COVID-19 en un día, esto se debió principalmente por el alto número de casos en Nueva Gales del Sur, Victoria y Australia del Sur.
Nueva Gales del Sur y Victoria formaron la mayor parte de las cerca de 10,200 nuevas infecciones del país.
Los dos estados registraron tres muertes cada uno, y Nueva Gales del Sur registró su primera muerte conocida que está ligada a la variante ómicron.
Mientras tanto, el Hospital de St Vincent, en Sídney, admitió errores en las pruebas que se registraron durante varios días, revelando el lunes que a casi 1,000 personas se les dijo que su resultado de la prueba COVID había sido negativo, cuando en realidad sus resultados no habían sido devueltos.