Durante la reunión, se presentó a los estados y territorios un informe muy esperado de un grupo de trabajo para mejorar Medicare, ya que el ministro de Salud, Mark Butler, advierte de que se encuentra en "la peor situación de sus 40 años de historia".
El gabinete nacional, sin embargo, ha aplazado la toma de decisiones sobre la financiación del sector sanitario australiano, optando por esperar a finales de año para decidir cómo abordarán el Gobierno federal, los estados y los territorios el tenso sector.
Los servicios de urgencias de los hospitales de todo el país registran un aumento de los tiempos de espera, ya que tienen dificultades para satisfacer la demanda de tratamientos.
El ministro Butler insinúa con fuerza que se aumentará el reembolso de Medicare a los médicos de cabecera. Tal vez no tanto como los médicos desearían, pero tendrá que ofrecer algún tipo de mejora, sobre todo si el Gobierno quiere mantener a los médicos de cabecera al lado de la reforma más sustancial y difícil que espera llevar a cabo.
El ministro de Salud quiere "liberar" la capacidad de enfermeros, paramédicos, profesionales sanitarios y farmacéuticos para "ofrecer una asistencia sanitaria de primera clase". Habla de "cambiar" el sistema actual. Esto significa que los médicos de cabecera perderían su monopolio en la prestación de servicios.
Al término de la reunión Albanese aseguró que el gabinete nacional estudiará el reto de mejorar las redes de atención primaria y su interacción con el sistema hospitalario.
También dijo que ‘hay un compromiso absoluto de trabajar en políticas que soluciones algunos de los problemas más urgentes como punto de partida.
Y es que las cifras lo dicen todo: Sólo el 16% de los licenciados en medicina optan por convertirse en médicos de familia, lo que contribuye a una escasez que, según las previsiones, no hará sino empeorar.
Si se encuentra un médico de cabecera, cada vez es menos probable que facture al gobierno mediante el mecanismo conocido en inglés como ‘bulk billing’. Las tasas de facturación masiva han caído a su nivel más bajo en casi una década. La tarifa media de la brecha es ahora de más de 40 dólares. Esto hace que cada vez más pacientes acudan a los servicios de urgencias de los hospitales, ya de por sí saturados.
Entrevistada: Dra. Frederica Varela Guidetti en Sydney.