Puntos destacados:
- A principios de 2020, muchas zonas costeras en el sudeste de Australia experimentaron los peores incendios forestales en la historia del país.
- Uno de estos pueblos fue Mogo, a casi 300 km de Sídney donde la familia Granados-Román de origen hispano se vió gravemente afectada.
- La familia perdió su casa y fuente de ingresos; un negocio de artesanías de cuero. Después de casi cinco años desde la tragedia, la familia está mejor pero a Lorena aún le preocupa la repetición de los incendios.
Cientos de familias en Australia se quedaron sin sus casas, algunos sin sus negocios y otros incluso sin sus seres queridos cuando los incendios forestales de diciembre 2019 azotaron varios pueblos de la costa este del país.
Entre ellos se encontraba el pueblo de Mogo, ubicado a casi 300 kilómetros al sur de Sídney, donde hoy día la única familia de inmigrantes latinoamericanos, Lorena Granados de El Salvador, su esposo Gaspar Román de Chile y sus tres hijos, siguen viviendo, a pesar de que los incendios en la víspera de Año Nuevo de 2019 destruyeron su hogar y negocio de artesanías de cuero.
El contenedor de donde funcionaba la tienda de artesanías de cuero de la familia Román Granados, en Mogo, NSW. Credit: Lorena Granados
Aparte de los incendios, Lorena y su familia también fueron impactados por las devastadoras inundaciones de febrero 2020 que afectaron la costa sur este de Australia y un mes más tarde, por la crisis que desató la pandemia de COVID-19, declarada en marzo 2020.
Lorena cuenta a SBS Spanish que nunca reconstruyeron su casa, pues no obtuvieron ayuda financiera del Gobierno debido a que para calificar tenían que estar dentro de una categoría financiera elegible.
“Los fondos que daban para reconstruir la casa eran means tested. Nosotros presentamos varias solicitudes, pero no logramos conseguir fondos porque el negocio había registrado demasiados ingresos para calificar para recibir ayuda”, explica Lorena a SBS Audio.
Lorena, Gaspar, sus tres hijos y mascota. Credit: Lorena Granados
Lorena cuenta que por años tuvieron que manejar el negocio desde un contenedor de transporte marítimo y que desde allí vendían las artesanías de cuero, elaboradas con “las herramientas que la comunidad les había donado”.
“Hacía un calor tan grande (en el contendor), pero sentíamos un compromiso con ellos, por toda la ayuda que nos dieron, las herramientas que nos compraron, sentíamos que teníamos que seguir adelante con el negocio, por ellos”, explica Lorena.
En la actualidad, la familia vive en un apartamento que finalmente logró comprar con un préstamo del banco, y vende sus artesanías de cuero desde un nuevo local ubicado en medio de la zona comercial del pueblo de Mogo con la ayuda que recibió del Gobierno.
El nuevo negocio de artesanías de cuero en Mogo de la familia Granados Román. Credit: Lorena Granados
“Gaspar y yo trabajamos juntos en el negocio y siempre andamos buscando elementos que teníamos antes del fuego y que fueron destruidos por el fuego. Así que nos tenemos que recordar el uno al otro que esas cosas ya no existen. Por ejemplo, el otro día mi esposo andaba buscando un tarro de botones de metal y le tuve que recordar que esos botones ya no existen más y que pertenecían a nuestras vidas antes de que el fuego quemara todo”.
Las secuelas que dejó el siniestro
Lorena dice que en su pueblo hay muchas personas que todavía viven con el trauma de los incendios y cuando llega el verano la ansiedad tiende a incremantar con la subida de las temperaturas.
“En nuestra área, cuando hay humo, muchos sienten pánico. A mis vecinos le da pánico de ansiedad cuando huelen humo”.
Aclara que, en el caso de su familia, el trauma fue procesado de manera diferente.
“Yo creo que es porque nosotros venimos de otro país y tenemos una resistencia diferente. Nosotros ya hemos sufrido varios traumas”, explica Lorena.
A mis vecinos le da pánico de ansiedad cuando huelen humo.Lorena Granados
“Obviamente vivimos en un estado de shock por mucho tiempo y andábamos con adrenalina, por qué había mucha, mucha actividad en nuestro alrededor, pero cuando llegó el COVID, para nosotros fue un momento de reflexión y nos dimos ese tiempo para poder ver lo que había pasado con calma, pero no teníamos un gran plan.”
Como Lorena llegó a Australia escapando de la guerra civil en El Salvador y Gaspar de la dictadura de Chile bajo Augusto Pinochet, sus experiencias con las secuelas de los incendios fue un tanto diferente a la de muchos de sus vecinos.
“Llegar a este país fue para nosotros un trauma también y creo que ese trauma nos ha dado una fuerza diferente, una resistencia diferente a una persona que nunca ha sufrido, o que nunca ha visto un cuerpo muerto, por ejemplo, o un cuerpo quemado. Ese olor del incendio y cuerpos quemados fue exactamente el mismo olor que yo sentí en medio de la guerra en El Salvador cuando era niña, exactamente igual, entonces el trauma es un poquito más fácil para nosotros en comparación a otra persona que nunca ha sufrido absolutamente nada en este país.”
Hasta este momento, después de casi 5 años no ha habido ninguna intervención para prevenir otro fuego cómo el que sufrimos 5 años atrás.Lorena Granados
Aunque han conseguido un techo estable y han logrado reconstruir un negocio rentable en Mogo, Lorena está inquieta por las condiciones pronosticadas para el verano 2024-2025 y teme que lo que ocurrió en 2019 se repita.
Lorena en su negocio reconstruido luego de los incendios forestales en Mogo, NSW, en 2029. Credit: L.G.
“(Se refiere) a quemar el bosque cómo lo hacen los aborígenes, control burning, para preparar el suelo para el tiempo de calor.”
“El otro problema es la falta de acceso, si tenemos que escaparnos. Nosotros solo tenemos una calle para salir y una para entrar”.
“Cuando pasaron los incendios de 2019, yo me encontré con un portón que justo ese día estaba con llave, entonces estaba atrapada. Gracias a Dios nosotros estábamos en un 4x4 y con eso rompimos el portón para pasar. Sin eso, no sabemos cómo hubiésemos salido de esa situación.”
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