El Llibre de Sent Soví y la cocina en los siglos XIV y XV: ¿De dónde vienen nuestras costumbres en la mesa?

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El catedrático Juan Vicente García muestra el Llibre de Sent Soví, la pieza maestra de la exhibición sobre gastronomía medieval, en Valencia, España.

Un libro de recetas español de 700 años es exhibido en Valencia, con otras piezas y objetos curiosos que usaban los nobles de la época medieval. Entrevista con Juan Vicente García Marsilla, curador de la exposición.


Puntos destacados:
  • El Llibre de Sent Soví, escrito en valenciano en el siglo XIV, es el recetario más antiguo que se conserva en España y uno de los primeros de Europa en lengua romance.
  • La exposición en la Universitat de València muestra más de cien piezas, incluyendo utensilios medievales, libros de recetas, restos de alimentos del siglo XV y objetos curiosos como una máquina para hacer barquillos y una naveta para especias.
  • La cocina medieval reflejaba el estatus social: los nobles usaban abundantes especias como símbolo de riqueza, mientras que el pueblo tenía una dieta más sencilla y, paradójicamente, más saludable.
¿Sabías que el primer recetario culinario en lengua romance que se conserva en España fue escrito en valenciano en el siglo XIV? Este auténtico tesoro culinario, el Llibre de Sent Soví, se exhibe por primera vez al público gracias a la exposición “Gastronomía medieval. El Llibre de Sent Soví y la cocina en los siglos XIV y XV”, curada por el catedrático de Historia Medieval de la Universitat de València, Juan Vicente García Marsilla.

Este libro no solo es una joya bibliográfica, sino también una puerta abierta a un universo gastronómico tan lejano como fascinante.

En conversación con Australia en español, de SBS Audio, García Marsilla asegura que éste “es el libro de cocina más antiguo que se conserva en España y uno de los primeros en Europa escrito en lengua romance”.

Y añade: “Es importante exhibirlo hoy en día, porque desgraciadamente es muy poco conocido entre la gente… volver a las raíces es muy importante y conocerlas de verdad”.

Especias: un símbolo de estatus medieval

A diferencia de lo que muchos creen, los abundantes condimentos no eran un truco para disimular la carne en mal estado. “Eso es totalmente falso”, aclara el historiador.

La gente que se podía permitir las especias, también se podía permitir la carne más fresca… lo hacían básicamente porque podían.
Las especias, lejos de ser un recurso práctico, eran un signo de estatus.
Aquel que ponía especias en su comida estaba demostrando a la gente su mucho dinero, que tenía los buenos contactos que tenía y el gusto refinado, […] esto hacía que las especies se hubieran convertido en una especie de signo de estatus.
Juan Vicente García Marsilla, catedrático de Historia Medieval de la Universitat de València.
Comer era un ritual social que los nobles convertían en espectáculo: desde lavarse las manos al llegar al banquete, hasta disfrutar de actuaciones teatrales antes del primer plato.

El tenedor, aunque ya conocido, era despreciado por la nobleza: el trinchante, un experto en cortar y servir artísticamente, era quien se encargaba de este trabajo y se convertía por eso en parte del show. “[los nobles] No se querían perder el gran espectáculo de ver cortando artísticamente a su trinchante”, explica García Marsilla.

Algunos platos del recetario pueden resultar familiares hoy, como el conejo guisado o los buñuelos de queso. Pero también hay rarezas que se encuentran en otro libro posterior al Sent Soví, el Llibre del Coc (del cocinero) de la segunda mitad del siglo XV, donde “Aparece una receta de un gato... te dice que le cortes la cabeza porque si te comes la cabeza del gato te vas a volver loco”, cuenta entre risas el historiador. Aunque tal vez fuera una broma, es testimonio de los límites difusos entre medicina, superstición y hambre.
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Comer era un ritual social que los nobles convertían en espectáculo: desde lavarse las manos al llegar al banquete, hasta disfrutar de actuaciones teatrales antes del primer plato.
En cuanto a las costumbres alimentarias de los plebeyos, García Marsilla explica que, mientras la nobleza abusaba de la carne y el azúcar, las clases populares sobrevivían con pan integral, legumbres, verduras y pescado barato. Según el historiador, “quizá comían más sano sin saberlo… se ha observado en torno a un kilo de pan por cabeza al día”.

Un toque de ‘fake news’ medieval

Aunque el prólogo del Sent Soví atribuye el recetario a un supuesto escudero del rey de Inglaterra, esto fue solo una estrategia para añadirle un toque exótico. “Es una de las primeras fake news que tenemos noticia”, afirma García Marsilla. El libro es completamente mediterráneo, aunque refleja una cocina “internacional” adaptada a los ingredientes locales.

Además del manuscrito original conservado en la Biblioteca Histórica de la UV, la exposición presenta más de un centenar de piezas: vajillas, tratados de medicina dietética, morteros, cuentas de banquetes… incluso restos auténticos de alimentos del siglo XV encontrados en una cubierta de iglesia: huesos de frutas, semillas y un huevo vacío perfectamente conservado.
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Además del manuscrito original conservado en la Biblioteca Histórica de la UV, la exposición presenta más de un centenar de piezas: vajillas, tratados de medicina dietética, morteros, cuentas de banquete e incluso restos auténticos de alimentos del siglo XV.
Entre los objetos más llamativos, destaca una naveta hecha con una concha y piezas de plata, utilizada para contener especias en la mesa… o guardar sobras para los criados. Y una especie de máquina para hacer barquillos: dos tenazas de hierro que, al cerrarse sobre la masa, daban forma a este dulce medieval.

Un ‘best seller’ medieval

El Llibre de Sent Soví no fue un libro cualquiera. Figuras en inventarios de la época confirman su difusión, y fue ampliado en recetarios posteriores, como “Todas maneras de potajes”. Su éxito demuestra que la cocina ya era, incluso entonces, un arte compartido y en constante evolución. “No es un libro cualquiera, es un libro que tuvo mucho éxito y con un largo recorrido”, concluye García Marsilla.

La exposición estará abierta al público en la Universitat de València, invitando a redescubrir una parte sabrosísima de la historia española. Y quién sabe… tal vez hasta te animes a probar un guiso medieval (sin gato, claro).

Para conocer los detalles de esta exhibición, escucha la entrevista con el catedrático Juan Vicente García Marsilla, pulsando el botón de reproducción de audio que aparece al inicio de esta página.

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