Al cabo de una espera de 30 años y tras superar innumerables problemas, el telescopio James Webb, (JWST por sus siglas en inglés) el instrumento de observación más grande y potente jamás construido ya se encuentra orbitando en el espacio, con la ambiciosa misión de responder dos preguntas fundamentales para la humanidad: ¿de dónde venimos? y, ¿estamos solos en el universo?
Este "observatorio generalista" sin parangón, tanto en tamaño y en complexidad, está dotado de un inmenso espejo compuesto de 18 segmentos hexagonales. Su diámetro de 6,5 metros le confiere tres veces más superficie que su predecesor, el telescopio Hubble, y es siete veces mayor sensibilidad, suficiente para detectar la señal térmica de un abejorro en la Luna.
El James Webb fue desarrollado a través de la colaboración de veinte países, construido y operado conjuntamente por la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense (CSA), para sustituir los telescopios Hubble y Spitzer.
SBS Spanish dialogó con José Miguel Ramírez, ingeniero aeronáutico y Doctor en sistemas espaciales, quien soñó con el espacio y las alturas desde que tuvo uso de razón, y hoy celebra con el equipo de la CSA, donde se desempeña como controlador de satélites y analista de dinámica de vuelo, el exitoso lanzamiento y puesta en órbita del JWST.
“Es una algarabía que comparto con todos ustedes” dice emocionado a SBS Spanish y explica que el telescopio tiene el tamaño de una cancha de tenis y la altura de un edificio de 4 pisos.
El espejo es de tal magnitud que tuvo que ser plegado como un origami para poder colocarlo en la nave que lo llevó al espacio y una vez allí, la operación para colocarlo también es sumamente delicada ya que su parasol tiene la talla de una cancha de tenis.Este "gigante" será situado en la órbita del Sol, a unos 1,5 km de la Tierra, superando con creces al Hubble situado a "apenas" 600 km de nuestro planeta.
El telescopio espacial James Webb se lanzó el 25 de diciembre en un cohete Ariane 5 desde el puerto espacial europeo en la Guayana francesa, Suramérica. Source: NASA/Cover Images via AAP Photos
La ubicación del Webb, conocida como Lagrange 2, fue minuciosamente escogida. Su posición permite que la Tierra, el sol y la luna estén situados del mismo lado de su parasol, lo que le permite permanecer en la oscuridad y bajo un gran frío.
Recordemos que en el espacio estamos hablando de unas temperaturas de -153 °C (-244 °F), eso es una temperatura muy fría, entonces tenemos que ver si estos mecanismos son capaces también de funcionar a estas bajas temperaturas.
El funcionamiento de este “ojo gigante” en el espacio pondrá a prueba tanto sus instrumentos como el combustible que tiene. “Se prevé que con la nueva tecnología podamos ahorrar combustible y garantizar una duración de por lo menos 10 años”, afirma el ingeniero espacial, aunque con optimismo predice que el James Webb podría trabajar en el espacio por muchos años más.
"Esos son los obstáculos que podemos esperar”, explica Ramírez. “… o que el encendido no se produzca para corregir la dirección hacia dónde queremos llevar el telescopio. Más adelante, ya cuando esté en el punto determinado de L2, podemos ver si hay viento solar, si hay magnetismo todavía que afecte a los instrumentos”.
Los científicos esperan que el JWST sea capaz de detectar las débiles señales luminosas emitidas por las galaxias primigenias. Eso sucedió a una distancia gigantesca, es decir, hace mucho, mucho tiempo.
Su potencia debe permitirle escrutar hasta el "amanecer cósmico", el momento en que las primeras galaxias empezaron a iluminar el universo después del Big Bang, hace 13.800 millones de años.
También debe ayudar a comprender la formación de estrellas y galaxias, y observar los exoplanetas para que los astrónomos descubran más de ellos, y eventualmente, puedan identificar en el futuro otros como la Tierra.
Pero se sabe poco de estos cuerpos y el JWST debería lograr determinar su atmósfera para detectar eventuales moléculas como el vapor de agua. El objetivo último es saber si nuestra Tierra es única o si existen planetas similares donde las condiciones sean propicias para la aparición de la vida, como lo es la presencia de agua líquida.Ramírez finaliza mencionando otros proyectos en los que trabajan las agencias espaciales en el mundo, como una sonda espacial que visitará una de las lunas de Júpiter, Europa, que tiene la atmósfera y características similares a la tierra, y en donde el telescopio Hubble encontró señales de agua.
Source: Provided by Jose Miguel Ramirez
Al fin y al cabo, dice el ingeniero espacial, “el espacio es de todos nosotros”
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