Más de un tercio de los chinos australianos declararon haber sido discriminados el año pasado, según una nueva encuesta publicada por el Instituto Lowy.
Los resultados del centro de estudios de asuntos exteriores mostraron que el 37 por ciento de los chinos australianos consideraron que habían sido tratados de forma diferente o menos favorable debido a su herencia.
Dos tercios de los encuestados creían que la pandemia era un factor que contribuía a esta discriminación y el 52 por ciento citaba las tensiones diplomáticas entre Australia y China como otra razón.
De los más de 1.000 chinos australianos encuestados, el 18 por ciento declaró haber sido amenazado o atacado físicamente por su origen étnico en los 12 meses anteriores a diciembre de 2020.
Los resultados coinciden con los de Estados Unidos, donde el año pasado se denunciaron 2.808 casos de odio contra los asiáticos, según la campaña antidiscriminación Stop AAPI Hate.
Las imágenes de un vídeo en el que se ve a un anciano siendo empujado violentamente al suelo en el barrio chino de Oakland fueron noticia internacional en medio de lo que la campaña calificó como un "aumento" de la violencia por motivos raciales.
El año pasado, cuando las tensiones entre Camberra y Pekín se intensificaron, China dijo a sus ciudadanos que no viajaran a Australia, advirtiendo de la violencia y la discriminación.
El ministro de Economía, Simon Birmingham, rechazó entonces la afirmación.
"Creo que la idea de que Australia es, de alguna manera, un destino inseguro para los visitantes no se sostiene", dijo el ministro.
La encuesta de Lowy también mostró que una gran mayoría de los encuestados australianos de origen chino tenían un sentido de pertenencia grande o moderado en Australia, y la mayoría dijo que sentía que su cultura era aceptada.
Los resultados se producen en un momento en el que las relaciones entre Camberra y Pekín están en su peor momento en décadas.
Aunque China es el mayor socio comercial de Australia, las dos naciones se enfrentaron repetidamente a lo largo de 2020 por una serie de cuestiones, como las medidas represivas de China en Xinjiang y Hong Kong, y la falta de transparencia en su gestión de la pandemia del coronavirus.
Pekín sigue afectando a varias exportaciones australianas con sanciones punitivas, mientras que Camberra ha echado por tierra al menos dos grandes adquisiciones de empresas chinas en el país, alegando motivos de seguridad nacional.
El estudio también indica que el 67 por ciento de los chinos australianos encuestados apoyaría la imposición de sanciones específicas contra "funcionarios chinos asociados a abusos de los derechos humanos".
Menos de un tercio describió la cobertura de los medios de comunicación australianos sobre China como justa y equilibrada.
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